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Por José David Name Cardozo
Senador de la República
Partido de la U

Es vergonzoso mirar atrás y reconocer que ningún gobierno, hasta ahora, ha sido capaz de salvar a la subregión de La Mojana en la Costa Caribe. Las buenas intenciones y elocuentes discursos manifestados por cada presidente de turno, se han quedado en eso, simples promesas que no llegan a concretarse y que se las lleva el río cada vez que llega el arrasador invierno.

Hace más de dos años, La Mojana vivió un invierno sin precedentes que la dejó bajo las aguas del Cauca, que hoy siguen inundándolos. Con el rompimiento en el sector Cara ’e Gato más de 63.000 personas quedaron damnificadas en medio de la más crítica problemática social, ambiental, sanitaria y económica presentada en la subregión.

Aunque por años La Mojana, había sufrido los embates de los ríos Cauca, San Jorge y Magdalena, la pésima atención de esta última emergencia ha sido la cereza que le faltaba al pastel de los incumplimientos y abandono, que por años le han regalado los sucesivos gobiernos a los ribereños.

Pese a la insistente solicitud de las comunidades al gobierno, de priorizar el cierre del boquete de Cara ’e Gato en el río Cauca, apenas el pasado mes de agosto recibieron la respuesta que desde hace 25 meses llevaban esperando: por fin la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos (UNGRD) se pondrá manos a la obra para realizar el cierre definitivo del boquete. Con el anuncio de una inversión por 129 mil 225 millones de pesos para cerrar Cara ’e Gato, por primera vez, en mucho tiempo, la UNGRD intenta sembrar esperanza entre los habitantes. Sin embargo, el escepticismo domina el ambiente, después de los engaños de los que han sido víctima. Y no es para menos, se calcula que en este sector, se han invertido, sin éxito alguno, más de $1,4 billones.

Cansados de los incumplimientos, las burlas, los anuncios de estudios y la implementación de fallidas acciones para la mitigación de riesgos, los mojaneros decidieron cerrar el boquete por sus propios medios. Lo logrado hasta ahora demuestra el ímpetu y gran espíritu de este pueblo anfibio que no desmaya ante los embates de la naturaleza.

Durante los últimos años, hemos tenido una Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres de espalda a los colombianos. En el caso de las obras de Cara e’ Gato se evidencia la pésima gestión de la UNGRD, con cuestionadas contrataciones, malas planificaciones y constantes improvisaciones, que llevaron a una gran pérdida de recursos.

Es una excelente noticia que la UNGRD se esté sintonizando con las necesidades de la región y haya decidido atender las solicitudes. Más que discursos y promesas, se necesita la materialización de los proyectos para detener las inundaciones, es el colmo que al día de hoy, estudiantes se encuentren dando clases bajo las aguas. Esperamos que en los próximos días del director de la UNGRD, Olmedo López Martínez, que al parecer busca la reivindicación de la entidad con La Mojana, confirme la inversión de 1,8 billones de pesos para la ejecución de las obras complementarias en la región.

Ya es hora de que el Gobierno Nacional empiece a saldar la enorme deuda histórica que tiene La Mojana. La recuperación ambiental, así como la reivindicación social y económica de la subregión, no dan espera. Hay que devolverle la vida a esta zona, que desde hace muchos años ha sido identificada como la reserva agrícola y agroindustrial de Colombia.