Todo parecía perdido. Luis Díaz, el pulmón del partido, estaba a punto de irse por lesión. Sus piernas estaban a punto de fallecer. De pronto, hubo una explosión, ‘Lucho’ saltó a un pelotazo de Sinisterra, le dio un cabezazo y Alisson, su compañero del Liverpool, no pudo evitar el gooollllll y la gloria, para el guajiro que lo había dado todo en la cancha. El Metropolitano estalló de alegría.
Todo parece increíble, Colombia le sacó un partido a Brasil, que parecía otra derrota más en la historia de confrontaciones de eliminatoria frente a los ‘cariocas’.
Dos soberbios golazos de Luis Díaz, quien tenía el arco cerrado, pese a ser el atacante más destacado del equipo de Lorenzo. Dos goles que valen oro. Dos goles que significan libertad. La de su padre ‘Mane’, quien precisamente cumplía una semana de haber dejado la oscuridad del secuestro. Para la selección que se quitaba el yugo brasilero de no poder ganarle en una ronda eliminatoria. Para el país, que afronta una crisis social y económica. Para que todos, podamos tener fe, esperanza y seguir creyendo en nuestra Nación.
Brasil comenzó arrollador. Eso se esperaba, la orden de Fernando Deniz era atacar desde el comienzo para aprovechar las fuerzas y evitar que los estragos del calor y la humedad, que a esa hora sacudía todos los cimientos del estadio Metropolitano.
El Scratck brasilero estaba diezmado. La salida de Vinicio por lesión, la alta temperatura, la humedad, el ruido del público y las arremetidas desde todos los costados de Luis Díaz, demolieron la historia de una de las selecciones más importantes del mundo.
Colombia ahora es tercero, después de Uruguay, que le ganó a los campeones del mundo en la Bombonera el estadio de Boca, en las entrañas de Buenos Aires, Argentina sigue siendo lider con 12 puntos, Uruguay, 10, Colombia 9, Venezuela es cuarta con 8 puntos.