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En medio de esta incertidumbre, preocupa que con cuestionables prácticas especulativas se lesione a los colombianos. En los planes a implementar se debe proteger principalmente a los usuarios residenciales, no a los grandes monopolios de la industria del gas, las soluciones a la escasez de gas no puede ser cargar con más costos a las familias, quienes deben seguir abasteciéndose de gas nacional, el más económico.

Por José David Name Cardozo
Senador de la República
Partido de la U

José David Name Cardozo
Senador de la República
Partido de la U

Hacer oídos sordos a la alerta emitida por los gremios del sector de la energía, sobre un posible déficit de gas desde finales de este año, es echar más leña al fuego y exacerbar una crisis que resultaría catastrófica para los colombianos. Si bien no sabemos qué nos depara el futuro, las señales que estamos recibiendo indican que no podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar a ver qué pasa, debemos estar listos para todos los escenarios, tener planes de la A la Z.

El exceso de confianza, que nos ha gobernado por tanto tiempo, nos está llevando a paliar un problema de escasez en ciudades como Bogotá, que se encuentran a puertas de un apagón, producto de la sequía y el cambio climático, pero también de la inadecuada planeación energética. El colapso del sistema energético de nuestros vecinos en Ecuador debe servirnos de ejemplo para aprender y corregir los errores que estamos cometiendo en cuanto a planeación energética, en poco tiempo podríamos ser nosotros los superados por la demanda eléctrica, si no se atienden las alarmas.

Paradójicamente, en este momento de disminución de las reservas, Ecopetrol y Petrobras, confirmaron la existencia de un importante yacimiento de gas natural en el proyecto Sirius, ubicado en el mar Caribe, que según las estimaciones preliminares podría contener hasta 6,1 terapiés cúbicos, es decir, que podría triplicar las reservas actuales de Colombia. Se ratifica que aunque Colombia tiene un gran potencial gasífero, nos estamos quedando atrás en la multiplicación de las reservas. De nada sirven estos hallazgos, si no hay voluntad política. Se está fallando en la reglamentación y regulación al mercado de gas.

Experimentamos una creciente preocupación en relación con la política y la regulación que se desea para el sector energético. Necesitamos un Ministerio de Minas y Energía que resuelva y no dilate problemas, además de una Comisión de Regulación de Energía y Gas, Creg, en funciones que atienda, a tiempo, las necesidades del sector. No podemos seguir actuando por reacción. Ante la preocupante situación de escasez, el Gobierno Nacional debe abrir los ojos y redefinir, con urgencia, la política energética del país.

En medio de esta incertidumbre, preocupa que con cuestionables prácticas especulativas se lesione a los colombianos. En los planes a implementar se debe proteger principalmente a los usuarios residenciales, no a los grandes monopolios de la industria del gas, las soluciones a la escasez de gas no puede ser cargar con más costos a las familias, quienes deben seguir abasteciéndose de gas nacional, el más económico.

Ahora, lo peor que puede hacer el Gobierno es evadir o dilatar la actual crisis. No sabemos a ciencia cierta si en el corto plazo tendremos interrupciones en los servicios de energía y gas natural, a toda costa hay que trabajar en sintonía con los actores involucrados para definir medidas que conduzcan a asegurar el suministro de petróleo y gas en el país. La obsesión por descarbonizar la economía sin un plan claro tiene en riesgo nuestra soberanía energética.