La carta enviada al presidente de la República por parte de algunos miembros de las comunidades Wayúu de la Alta Guajira ha dejado asombrado a mas de uno, mas cuando este gobierno le está apostando al uso de las energías limpias y espera colaboración de parte de todo el país para lograrlo.
Sin embargo, llama mucho la atención que precisamente esa zona del departamento es la que mas ayuda requiere del Estado por su dificil acceso al cubrimiento de las necesidades básicas ya que el terreno lo impide.
Por otro lado, lo argumentado en dicha carta para oponerse a los parques eólicos también causa sorpresa, lo que mas llama la atención es el peligro de perder clientes por el turismo.
Es irónico cuando se analiza, teniendo en cuenta que del turismo a La Guajira han desistido muchas personas por las ya conocidas actuaciones de personajes antisociales que asaltan a los visitantes, hechos que en varias ocasiones les han costado la vida a quienes de buena fe vienen a nuestra tierra para conocer toda su belleza y exhuberancia. Irónico, porque ellos mismos deberían ser quienes expongan a los que los están perjudicando directamente, pero a la hora de las averiguaciones, nadie sabe nada.
Los derechos también conllevan deberes, y un Estado dispuesto a socorrer a toda una región debe tener las garantías para poder costear dichas ayudas, el dinero no brota del Dividivi, ese negocio hace mas de 100 años que se acabó, el Cerrejón tiene sus años contados y según las nuevas políticas del gobierno, el gas tampoco será la opción a explotar.
Que nos queda? un espectacular atardecer que llena los bolsillos de las empresas turísticas del resto del país, pero que en nuestro departamento solo alimenta a un pequeño puñado?
¡Hay que analizar que es justo pedir, y que es abusivo exigir!