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Desde la Alta Guajira, Informe de Erika Romero

Erika Romero

En el kiosco de yotojoro construido para el uso de la comunidad del corregimiento de  Windpeshi, zona rural de Uribia, pudimos conocer a fondo la crisis educativa que vive la desértica región, y descartar algunas aseveraciones que se hacen en torno a presuntos estudiantes fantasmas traídos desde Venezuela.

Durante este recorrido hemos evidenciado la precaria situación en la que los niños wayuu intentan formarse académicamente. En muchos casos, reciben clases sin pupitres, sin cuadernos y en espacios improvisados que no garantizan condiciones mínimas para una educación digna.

La gente narra con naturalidad sus historias, los sufrimientos, los duros padecimientos de los niños para asistir a clases, el estado de las escuelas en donde no existen pupitres, tableros, pero las ganas de aprender, los obligas a sentarse donde puedan.

En ese inmenso desierto encontramos a Zenobia Ipuana, madre de familia, Zenobia Ipuana, quien también manifiesta la preocupación por la realidad que afecta la educación de sus hijos.

Zenobia Ipuana

Autoridades tradicionales

A su vez, las autoridades tradicionales también se han pronunciado. Diana Ipuana, autoridad en esta comunidad, señala las múltiples necesidades que enfrentan las sedes educativas de la.zona rural.

Diana Ipuana.

Aquí, en Winpechi, lo que se pide no son grandes cosas. Se sueña con lo esencial: un pupitre donde sentarse, un cuaderno donde escribir, un aula que los resguarde del sol. Son peticiones simples, pero urgentes, nacidas del deseo profundo de estudiar y de construir un futuro distinto.