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En el municipio de Dibulla, se dio inicio al encuentro de saberes y memorias de los adultos mayores con las tertulias literarias ‘Dibulla Cuenta’, un espacio para revalorar y resaltar el gran valor de las personas mayores en la sociedad, transmisión de sus conocimientos y experiencias como un libro abierto a la resiliencia, empoderación y sabiduría.

Desde la secretaria de educación, cultura, recreación y deportes, Viviana Patricia Brito Castro en articulación con la gestión social a cargo de la gestora social del municipio, Angelica Escobar, han incorporado temas como la interculturalidad, que permite construir, mejorar y trabajar por las personas mayores, como un rescate por los saberes y las memorias de la región. A través de las tertulias literarias con ‘Dibulla Cuenta’ del programa Valorarte, se busca propiciar encuentros de saberes e intercambios culturales de los adultos mayores, visibilizando así sus procesos culturales y la construcción de un mundo feliz a través de sus vivencias y remembranzas.

Con el verso ‘la casa de la infancia de nuestros antepasados’, el profesor de literatura Parra, abre el espacio de la tertulia en el corregimiento de las flores. Encuentro en el que los adultos mayores, dan espacio para sus recuerdos, para narrar sus historias y dar muestra de cual felices han sido y fueron en sus tiempos de infancia, dándonos ejemplo de resiliencia, amor, empatía, creatividad y sueños.

En el encuentro los adultos mayores hablan de sus casas, de todos aquello que les recuerda su infancia, de sus memorias, que construyen el pasado y aportan al presente de la juventud. Todo esto con el fin de que sus memorias trasciendan para que las nuevas generaciones conozcan la historia de nuestros pueblos y no se pierdan nunca

Afirma el profesor de Literatura, Oscar Parra.

Los adultos mayores, hacen memoria y remembranzas de sus viviendas, casas de barro, cálidas y frescas que encierran grandes anécdotas. Cocinaban enfogones de leña, sus juguetes eran montañas de área, palos de madera, caucheras, tapitas de refrescos y piedritas, sus carros eran de madera y llantas cauchos de neumáticos. Disfrutaban de la luz del día y la oscuridad de la noche, se iluminaban con lámparas de mechones de keroseno. Molían el maíz con molinos de mesa y pilaban el arroz con pilones de madera. Toda una época artesanal, llena de riquezas culturales y encuentros de saberes, espacios donde reinaba la paz, la cordialidad y la solidaridad de su gente. Para ser feliz no hace falta tener lujosas casas, juguetes costosos, ni un mundo de cosas materiales. La felicidad se encierra en las pequeñas cosas que disfrutamos al máximo, un compartir en la mesa al lado del calor de un fogón, disfrutar de la noche divisando las estrellas y del cantar de los pájaros al despertar, acompañados del ruido de las olas del mar y las caricias de la brisa que nos saludan al pasar. Eso es vivir y construir sueños. Aprovechar de los recursos que la madre naturaleza ofrece, ser recursivos y resilientes, sacando lo mejor de lo mejor de cada uno. Sin queja ni lamentos.

Los encuentros de saberes y memorias con los adultos mayores, de las tertulias iniciaron el 21 de noviembre en los corregimientos de las Flores y la Punta de los Remedios y continúan compartiendo sus experiencias el próximo 24 y 25 de noviembre en los corregimientos de Palomino, Mingueo y Rio Ancho en la Casa del Abuelo, y el 30 de noviembre en el corregimiento de Campana en el colegio y en Dibulla en el Concejo Municipal.