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Padre Fagid Álvarez Yacub, moseñor José Mario Bacci Trespalacio, en disputa por el cementerio San Miguel de Santa Marta.

Tremendo escandalo sacude a la Diocesis de Santa Marta, tras la decisión de monseñor José Mario Bacci Trespalacios, quien mediante decreto eclesial prohibió al sacerdote Hernando Fagid Álvarez Yacub, celebra misas, a tiempo que le ordenó la entrega de todas las instalaciones del cementerio central San Miguel, en donde desde hace muchos años, el sacerdote viene cumpliendo sus labores como pastor catolico y administrador del campo santo.

El escandalo va en aumento. El sacerdote Fagid Álvarez Yacub, concedió entrevista al Portal de Noticias El Pulso Caribe y el Noticiero Cardenal de La Guajira, en donde hace increíbles aseveraciones, entre ellas, que la Diocesis, le ha exigido la entrega de todos sus bienes y la salida de las instalaciones de la iglesia, más, la entrega de elementos ntos que se encuentran a su cargo en el cementerio central de Santa Marta.

El sacerdote es oriundo de San Fernando, corregimiento de Santana, Magdalena, monseñor es natural de Mangangué Bolívar, dos localidades ubicadas a orillas del río Magdalena.

El periodista y director del Porta El Pulso Caribe y el Noticiero Cardenal, Hugo Leones Carranza, ogró dialogar con el prelado, quien explicó las razones, a su criterio, de la determinación de monseñor Bacci.

Hugo Leones ¿Qué fue lo que pasó realmente y por qué razón esa determinación de Monseñor?

Sacerdote Fajid Álvarez Yacub: Buenos días, Hugo. Buenos días al equipo periodístico y buenos días y bendiciones para todos los radioescuchas. Esto tiene un trasfondo más de persecución personal que laboral. No tengo ninguna investigación moral, no tengo ninguna canónica, no tengo ninguna administrativa, ni tengo ninguna investigación disciplinaria. Tengo mi hoja de vida limpia. Lo que sucede es que, desde el primer momento, he sentido que, por parte de monseñor una persecución personal. Al principio, comencé a investigar, pero al final, con el motivo de esa persecución personal. Por ejemplo, a los seis meses de estar aquí en la diócesis, cualquier día me sorprende, y me dice que todos mis bienes personales tengo que traspasarlos a nombre de la diócesis de Santa Marta. Yo pensé que era mamando gallo o tomando el pelo. No habían pasado 20 días cuando se me acerca y me dice: ¿Qué hubo? ¿Cómo va el tema del traspaso? Yo, por quitármelo de encima dije No, yo lo estoy pensando. Pero no pasaron muchos días cuando me sorprendió y dijo, ¿Qué hiciste?

Periodista: ¿Qué hizo, entregó los bienes?

Sacerdote: El me dijo, mi abogado está listo esperando el traspaso de tus bienes a la Diócesis de Santa Marta. Yo dije: ¿Esto es en serio? Yo tengo claro lo que el derecho canónico dice. Esto no lo establece por ninguna parte. Sin embargo, le hice la consulta a un especialista en derecho canónico. Le dije: Me está pasando esto. El especialista en derecho canónico me dijo: El obispo está equivocado, porque esto el derecho no lo determina por ninguna parte. Yo me hablo con el especialista del derecho canónico en la mañana temprano, 7:00, 7:30, que me citó a su oficina, y a eso de las 11:00 de la mañana del mismo día, me encuentro con el obispo y me dice: ¿Qué hubo? El abogado está esperándote. ¿Qué es lo que pasa? Y ahí le contesté yo, le dije: Me va a quedar esperando, porque el derecho a mí no me obliga, a a hacer esto. Y dije, le voy a dar dos tareas, señor obispo. Uno, que se asesore bien porque siento que lo han asesorado mal. Yo sé que están bien asesorados. Y segundo, lea el derecho canónico en el cual se relaciona, para que no cometa con otros sacerdotes, la misma imprudencia que está cometiendo conmigo. Caso cerrado. Pasaron alrededor de tres meses Y cualquier día me dice: Quiero que sepas que tu tiempo en el cementerio ya terminó. Yo le dije: Yo sé que ha terminado varias veces, pero yo estoy ahí durante muchos años porque representaba la confianza de los dos obispos anteriores que estuvieron en la Diócesi de Santa Marta. Sí, pero tu tiempo ya terminó. Necesito que me entregues el cementerio. Yo le pregunto: ¿Y eso cuándo es? Me dice: Ya enseguida, entrégaselo a fulano. Y yo le hago la pregunta, Venga acá, y si yo le entrego el cementerio a Fulano ¿A dónde me voy yo? ¿Yo a quién le recibo? Yo le entrego al que usted me dice, pero ¿Yo a quién le recibo? Y me dice, ‘no, yo en este momento no tengo nada decidido contigo.’ Yo le dije, cuando tenga algo mejor decidido, no sentamos, hablamos y avanzamos. Como al mes me aborda y me dice qué hubo, ¿cómo va la entrega del cementerio? Le pregunto por segunda vez ¿Ya decidió, ya definió para donde voy yo? Y comete la imprudencia y el abuso de decirme: Vete para tu casa. Administra lo tuyo y vive de lo tuyo. Yo le contesto una cosa: eso lo decido yo, no lo presiona usted. Y si yo no lo he decidido, usted tiene que respetar mi posición. Y así como en el derecho civil, la gente reclama derecho laboral, yo también reclamo derecho pastoral, donde continúo yo con mi misión, porque tengo todo el derecho, porque mi hoja de vida está intachable y no tengo nada que me lo tire.

Estando en Barranquilla, me dice: ¿Qué hubo? Tu salida es un hecho. Estamos hablando de cinco o seis meses después, pero ya usted en cinco o seis meses decidió para dónde voy yo. Me dice: Si quieres, ¿te vas para Cerro San Antonio? Le dije: Venga acá. Yo tengo 30 años de ministerio, 60 años de vida. Uno a los 60 años empieza a presentar sus quebrantos de salud. Yo los tengo, que no los publique es otra cosa, pero yo los tengo. Pago una seguridad social bien alta, porque yo me hago con mucha frecuencia el tema del chequeo médico general y estoy pendiente siempre a monitorearme mi salud. Y con irme a Cerro de San Antonio, un pueblo bastante apartado, le dije: Usted está poniendo en peligro mi salud y mi programa de salud personal. Bueno, entonces, si quieres quedarte en Santa Marta con tu plata, cómprate un lote, organiza ahí una parroquia y esa será tu parte. ¿Me entiendes? El 13 de diciembre del año pasado, me cita la curia y ya de manera más beligerante y gritando me pedía que le entregase el cementerio, le dije ¿Pero para dónde voy yo? Y ahí es cuando yo le digo, venga acá, si usted en casi un año no ha decidido dónde continúo yo, ¿Pa’ donde voy yo? Le dejo claro, mientras yo no tenga destino para ir, no me voy y haga lo qué le de la gana ¿Me entiende?
Entonces ahí empezó todo el proceso, y hasta el sol de hoy todavía no me ha definido dónde voy yo, sino que tomó la decisión de suspenderme.

Periodista: ¿De donde viene, lo que uste llama persecusión? ¿Podemos conocer las razones?

Sacerdote: La puede conocer, sí señor. Por lo siguiente lo que yo le voy a contar es de conocimiento de la mayoría de los sacerdotes de la Diócesis de Santa Marta. Uno de los sacerdotes de la Diócesis de Santa Marta, conocido por muchos sacerdotes, tenía su pareja sentimental, que es otro hombre. Es de conocimiento de muchos sacerdotes que sabían que ese tenía una pareja sentimental hombre. En algún sitio coincidió ese sacerdote con su pareja y llegó el jefe nuestro también, amor a primera vista, hermano. Y terminó bajando de la mula al sacerdote. Lo bajó de la mula, y cuando lo baja de la mula, aprovechando la jerarquía que tiene y el abuso de poder, cogió al sacerdote a quien le quitó su pareja y lo trasladó para allá, para un pueblo lejano y lejos de Santa Marta. Qué triste. Que triste. Por eso hoy, hoy se lo digo a la prensa, si él respeta la iglesia y si él tiene temor de Dios, tiene que renunciar a la investidura que tiene. Es por su doble moral y por su falsa vida que lleva. Que no engañe a la gente y que no engaña a Dios. ¿Oyó?, él tiene en estos momentos moralmente, canónicamente y muchos aspectos, está en peores condiciones que yo, Que, por favor, que respete su investidura, que respete la iglesia y que por lo menos si tiene temor de Dios, él tiene que renunciar a su investidura.

Periodista: ¿Padre, y de dónde proviene entonces la animadversión contra usted?

Sacerdote: Yo eso lo tengo claro, porque es que la pareja sentimental, heredó un odio que una tía me tiene, y es que la pareja sentimental se lo ha dicho a otras personas. No quedo tranquilo hasta cuando no me lleve por los cachos al cura que está en el cementerio. Y ahora que tengo al jefe de la mano, de que me lo llevo por los cachos, me lo llevo. Entonces aquí se está cumpliendo conmigo una hoja de ruta, una porque yo no tengo ninguna, ningún hecho canónico ni moral para que para que me para, para que me superan, sencillamente que está obedeciendo a quien está haciendo la petición de manera exclusiva.

Periodista: ¿Y cómo es esa historia padre, como, es eso de que una persona que tiene una relación sentimental con afecta lo suyo?

Sacerdote: Sí, claro que sí, hay.

Periodista: ¿Cómo es esta historia?

Sacerdote: Y la historia es que él, a explicarle a la prensa, su falta de autoridad moral, que salga que, si tiene temor Dios, que, si tiene temor de Dios y respeto a la Iglesia, él debe renunciar de su investidura, que fue capaz de hacerle daño sentimental y daño en todos los aspectos al sacerdote que tenía su pareja sentimental.

Periodista: ¿Hasta dónde irá este caso, padre Fagid?

Sacerdote: Donde tenga que ir. Lo que sí le digo es que yo continúo en el cementerio de San Miguel, sigo siendo sacerdote, amo mi sacerdocio. Lastimosamente caigo en manos de una situación como esta que termina haciéndome daño a mí, en mi parte personal. Pero vamos para adelante, yo no me la arrugo al tiempo.

Periodista: ¿A usted lo iban a sacar de la iglesia del cementerio el pasado 25 de abril. ¿Qué ocurrió? ¿Todavía se mantiene allí?

Sacerdote: El pasado 25 de abril ellos ordenaron en la Inspección Norte, un desalojo policivo. Bueno, ya esto cogió una ruta jurídica. Esperemos que la ruta jurídica llegue hasta el final, a ver quién tiene o quién no tiene la razón. Si yo no tengo la razón, me voy, y si tengo la razón me quedo. Pero ya esto empezó una ruta jurídica. A mí en estos momentos del cementerio no me mueve una orden del señor obispo, no me mueve sencillamente, solo me mueve de ahí un fallo judicial y que echen para adelante con el juego, con el fallo judicial que esperamos el resultado.

Periodista: ¿Que dicen sus feligreses?

Sacerdote: Ellos tienen conocimiento de esto desde el primer momento. Ellos han estado al tanto. Mis feligreses me han apoyado, mis feligreses me han acompañado, mis feligreses tienen conocimiento de que ha sido una persecución personal y ellos lo saben. Hoy cuento con una hermosa comunidad, primero que me respalda y segundo que me aceptan y me apoyan tal y como son, con mis cualidades y con mis defectos también.

Periodista: Gracias padre, muy amable por explicar sus puntos de vista sobre este tema.

Sacerdote: Listo, Hugo, bendiciones.