Es paradójico, a los indígenas wayuu, que habitan en el área conocida como Casa Azul, en Manaure les estarían coartando el derecho a surtirse de agua de las pilas de esa planta, la cual fue construida con dineros del Estado, precisamente para abastecer a las comunidades vulnerables de ese municipio.
Se ha denunciado, qué mujeres, menores de edad, ancianos, deben regresar con sus vacías a sus hogares debido a los impedimentos que tienen para poder surtirse del preciado líquido que se extrae de las plantas de Casa Azul.
A las comunidades les toca abastecerse de un jagüey, el cual se encuentra prácticamente seco y en estado de descomposición de la poca agua que le queda en su lecho.
“Es que las pilas públicas, fueron cerradas para el público, especialmente los habitantes de toda la zona” explicó uno de los afectados, quien dijo que desde hace varias semanas, se ha venido restringiendo el uso del agua, pese a que se viene padeciendo de una sequía en toda esa comunidad.
Dicen que existía un operario encargado de atender a los usuarios de la región, pero lo sacaron, dejando las pilas cerradas para que la gente pueda recibir el vital elemento. “La persona que estaba encargada de atender a los usuarios decidió buscar otro trabajo y desde entonces la pila está cerrada”.
Ahora toca aprovechar el momento del llenado de los camiones para colocar sus vasijas debajo y tomar el agua que se derrama, algunos conductores al ver el drama de las comunidades les regalan un poco de líquido, que sirve para que puedan regresar a sus hogares con un poco de agua para las necesidades básicas de los hogares.
Los operadores de la planta, argumentan no tener autorización para llevarles las pimpinas, argumentando que para ello fue construida la pila, dónde deben acudir para la consecución del agua. El depósito de la pila es abastecido por la empresa triple A, el cual fue llenado por el vehículo de Unidad de Gestión del Riesgo.
