Lo que ha vivido Espeleta y su familia es la injusticia de la justicia, siendo investigado con base en anónimos, testimonios y testigos falsos, por ser supuestamente aliado de los que querían asesinarlo junto a su familia. A Espeleta le perjudicaron su imagen, le truncaron su carrera política y su honra. Es una víctima más de amenazas, desplazamiento y además, de falsos testimonios.
NOTA DE REACCIÓN
Jaime Espeleta Herrera respira tranquilidad, felicidad y mucha confianza. Hace un año se le escapó a la muerte, luego de un ataque de isquemia que los sorprendió cuando visitaba los Estados Unidos. Por eso es un hombre agradecido de Dios, quien lo retornó a la vida terrenal.
Ahora vive otros momentos especiales de felicidad. La Corte Suprema de Justicia, después de casi 17 años de investigaciones, lo acaba de exonerar de cualquier tipo de vinculación con grupos de ‘parapolitica’, luego de ser acusado por miembros de organizaciones al margen de la ley.
Junto a su abogado, Víctor Hugo Flórez Cucunubá, libró una dura batalla jurídica logrando con pruebas contundentes demostrar la persecución, extorsiones y amenazas de las cuales fue objeto, aportando incluso, la declaración de otros integrantes de las AUC que, en audiencia pública de Justicia y Paz, le pidieron perdón a Espeleta y reconocieron que estaban equivocados al intentar asesinarlo.
Fueron tiempos aciagos, difíciles, que quizás, le causaron los efectos de una enfermedad que lo mantuvo en estado de coma durante muchos meses en una clínica de los Estados Unidos.
En fallo judicial notificado recientemente, la honorable Corte Suprema de Justicia lo exoneró totalmente del proceso por ‘parapolitica’. Jaime Dario Espeleta Herrera, goza de una buena salud y ahora con una hoja de vida libre de un proceso que buscaba enlodar toda su trayectoria como abogado, excongresista, líder, y ahora como orientador social.
El proceso en su contra fue abierto en noviembre de 2005 – en pleno escándalo nacional de la ‘parapolitica’, cuando Espeleta oficiaba como Representante a la Cámara por La Guajira. Su historia se inicia en el año 2.001 en plena campaña al Congreso, cuando recibe un mensaje, por parte de los paramilitares, proponiéndole apoyo político y económico en las próximas elecciones legislativas,. Así mismo, fue citado por dicha organización político-militar para pactar el acuerdo con alias – “Jorge Cuarenta” – el jefe máximo de los paramilitares en dicha región. Espeleta se negó de manera categórica a recibir dicho apoyo, lo que origino ser declarado, junto a sus seres queridos, objetivo militar por parte de las AUC – Autodefensas Unidas de Colombia -.
A consecuencia de esta dramática situación, los paramilitares lo hicieron desplazar de su región. Pero, su pesadilla aún no terminaba. En pleno desarrollo del proceso de Justicia y Paz, los miembros de la AUC que se encontraban detenidos y que habían recibido la orden de asesinarlo en el pasado, mediante mensajes y llamadas extorsivas, solicitaron una gran suma de dinero. Espeleta se negó categóricamente a entregar lo solicitado. Como consecuencia de su rechazo, procedieron a enviar varios anónimos a la Corte Suprema, escritos en los cuales, lo acusaban de ser patrocinador de las AUC en La Guajira. Lo irónico es que los extorsionistas que hoy lo acusaban falsamente, en el pasado habían recibido la orden de asesinarlo por negarse a recibir el apoyo de dicha organización político -militar.
Espeleta no se quedó de brazos cruzados y durante 17 largos y estresantes años, junto con su apoderado el abogado Víctor Hugo Flórez Cucunubá, dieron la batalla jurídica logrando con pruebas contundentes demostrar la persecución, extorsiones y amenazas de las cuales fue objeto, aportando incluso, la declaración de otros integrantes de las AUC que, en audiencia pública de Justicia y Paz, le pidieron perdón a Espeleta y reconocieron que estaban equivocados al intentar asesinarlo.
Lo que ha vivido Espeleta y su familia es la injusticia de la justicia, siendo investigado con base en anónimos, testimonios y testigos falsos, por ser supuestamente aliado de los que querían asesinarlo junto a su familia. A Espeleta le perjudicaron su imagen, le truncaron su carrera política y su honra. Es una víctima más de amenazas, desplazamiento y además, de falsos testimonios. En medio de esta gran pesadilla, recibe con beneplácito el fallo favorable, por parte de la honorable Corte Suprema de Justicia.