El dolor embarga al núcleo familiar de nuestra colega y amiga, Bety Martínez Fajardo, una de las hijas de doña Alba Fajardo de Martínez, cuyo descenso se produjo este miércoles de ceniza, cuando se encontraba disfrutando de su hogar en Manaure.
Fue alcaldesa de su municipio. Se le reconoció como una de las primeras maestras de Puerto Estrella en la Alta Guajira. Jugó papel importante durante los tiempos en que San Antonio de Pacho, se convirtió en la capital de la Comisaria de La Guajira. Una dirigente aguerrida de su querido partido conservador del cual hizo parte, hasta el último minuto de su vida.
Su muerte es el epílogo de una vida llena de cosas positivas. Miembro auténtica y genuina wayuú del Eirruku Apshana del territorio ancestral San Antonio de Pancho, donde fue formada bajo su ley de origen, siempre hablante del wayuunaiki. Una luchadora incansable.
Su deceso se produjo este miércoles de ceniza, cuando el pueblo católico celebra dando paso a la Cuaresma, hecho de alta trascendencia en la vida de doña Alba Fajardo. Sus familiares cercanos la vieron morir en la intimidad de su habitación, en su residencia en el municipio de Manaure.
Doña Alba contaba con 86 años bien vividos, disfrutados y luchados en favor de las comunidades vulnerables de su territorio ancestral. Sus hijos, Betty, Belky, Betxy, Humberto Rafael, Nazly, Yeli, Humberto, Jose y Sisoy Humberto, sienten su partida. Ellos disfrutaron a su madre. En su etapa de crisis de salud, siempre la apoyaron, estuvieron a su lado, hablando en los momentos de gran lucidez.
Nuestra compañera Bety Martínez Fajardo, una destacada periodista, narra que su madre fue una de las primeras maestras de Puerto Estrella en la Alta Guajira, hizo parte del grupo que luchó para convertir a Manaure en municipio, segregado de Uribia. Recuerda a su madre en los tiempos de alcaldesa, la veía tejer sus mochilas de vivos colores, las cuales hacía con mucho cariño para cada uno de sus hijos, a quienes se las colgaba personalmente en sus hombres para que llevaran sus libros y demás útiles escolares, en aquellos tiempos en que las fábricas no producían los maletines en serie que hoy lucen los estudiantes modernos.
Como el mejor homenaje a la tierra donde nació, sus familiares confirmaron que será sepultada en las próximas horas en San Antonio de Pancho, la capital de la antigua comisaría de La Guajira.
Doña Alba, deja un excelente legado, un ejemplo maravilloso, no solo para sus hijos, sino para el resto de la sociedad guajira. ¡Paz en su tumba!
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