Por José David Name Cardozo
Senador de la República
Partido de la U
Más de un siglo tienen las aspiraciones de autonomía regional de la región Caribe y aunque el camino se ha ido allanando con el paso del tiempo, todavía le sigue un largo proceso en el que hay que continuar persistiendo sin flaquear. Los avances de los últimos años con el fortalecimiento de la Región Administrativa de Planificación del Caribe (RAP Caribe) son los primeros frutos en esta búsqueda de un Estado regional moderno, eficiente y comprometido con el desarrollo social, sostenible y económico para la gente en sus respectivas jurisdicciones.
Lograr la construcción de un Plan Estratégico Regional (PER), con la articulación de todos los sectores, que además responda a las necesidades de los departamentos, es uno de los principales retos. En otras ocasiones no se ha conseguido aprobar un plan integral a nivel regional, pero esta vez tenemos todo para creer que será diferente y llegaremos a buen puerto.
El trabajo que se avanzó con la dirección del exministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, hoy sigue su curso bajo el liderazgo de excelentes profesionales del Caribe, que en esta nueva etapa guían la formulación del PER, que se encuentra en su tercera fase de definición de ejes estratégicos, programas y proyectos de impacto regional. El instrumento que establecerá la ruta del Caribe en los próximos 15 años, para posteriormente buscar la conversión a Región Entidad Territorial (RET).
Celebramos los avances hasta ahora logrados, así como la búsqueda de la autonomía energética que está trazando la RAP con la creación de la Empresa Energética del Caribe, como una alternativa sostenible para contribuir a la mitigación de la crisis en la región, que esperamos se materialice pronto.
Es claro que la falta de políticas consistentes en el tiempo y con menos espíritu centralista ha terminado por hundirnos en una situación de retraso y pobreza, al extremo contradictorio que de ser una de las regiones con más alto potencial de desarrollo en el país, registramos una parte de los indicadores sociales más deprimentes de la Nación.
Siempre he expresado que soy un defensor a ultranza del proceso autonómico regional, sobre la base de acabar con el caballito de batalla de los centralistas de que no se puede hacer porque eso sería soltarle las riendas a los corruptos en la periferia, como si desde el esquema nacional no se hicieran maniobras que avergüenzan a todo el país. Tenemos que llegar a la autonomía regional con los blindajes que sean necesarios.
Son más de 100 años de luchas y de desvelos en aras de una autonomía que nos permita manejar nuestro destino con mayor sentido de pertenencia regional. Los departamentos de Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, Sucre y San Andrés Islas, quieren cumplir lo que dicen los artículos 306 y 307 de la Constitución de 1991, en el sentido de avanzar para convertirse en entidad territorial. Ese es un anhelo al que no vamos a renunciar, por el que seguiremos luchando.