
Hace 29 años, el entonces presidente de Colombia, Ernesto Samper Pizano, se convirtió en el primer presidente de este país, en sufrir en carne propia los efectos diplomáticos de perder la visa para ingresar a territorio de los Estados unidos. Al mandatario liberal, lo acosaba el sonado proceso 8.000, una investigación por presuntos ingresos de dineros a la campaña presidencial.
Nuevamente, dos hechos con antecedentes ponen en jaque las relaciones diplomáticas entre los EE.UU. La descertificación a los programas de la lucha antidroga y el retiro de la visa al presidente Gustavo Petro Urrego, que parecía algo anunciado, preparado y proyectado, para generar una reacción en épocas preelectorales.
Al mandatario colombiano se le fue la mano, no con sus discursos fuertes en el seno de la Asamblea Anual de la ONU, porque ese, es, precisamente el escenario para dilucidar, todos los temas que afecten de una u otra forma a las 193 naciones miembros de esta organización.
El punto de quiebre de lo normal, se pierde, cuando nuestro presidente, con megáfono en mano, se va a las calles de New York, a generar arengas, quizás, pensando que estaba en la plaza Bolívar de Bogotá.
Es lógico, que para un presidente, no es el escenario ideal. Su pronunciamiento al interior del edificio de la ONU, no compromete la diplomacia, mucho menos daba argumento para el despojo de la visa. Los fundamentos de la decisión de la Casa Blanca, fueron las arengas callejeras, que con razón o sin ella, se salieron de un territorio neutro, para hacerlo en donde los Estados Unidos, goza de toda su jurisdicción.
La sede de las Naciones Unidas fue otorgada a Estados Unidos porque el país emergía como una superpotencia tras la Segunda Guerra Mundial. El presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt impulsó la creación de la ONU durante la guerra, y Nueva York, donó los terreros.
Si se buscaban protagonismo y reacciones en todo el mundo, se debe reconocer que el mensaje de Petro, no pasó desapercibido en el ámbito internacional. Muchos países han refrendado la decisión de Trump; se considera que violaron los límites diplomáticos y retóricos.
Pese a que la sanción se considera un hecho simbólico, pensamos que, para los próximos días, se van a sentir fuertes apretones del país del norte. Uno de ellos, fue anticipado, descertificando al país, con la cooperación de seguridad a la lucha contra el narcotráfico.
Se van a aumentar las presiones y aislamiento diplomático.
A nivel interno, se incrementarán los discursos victimizadores, con narrativas para motivar los respaldo de la población, mientras que el sector empresarial agudizará su rechazo, a lo que consideran “actitudes irrespetuosas” y un riesgo para los intereses nacionales.