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Soledad y melancolía en Manaure, la tierra del gas y la sal. Hoy tienen que utilizar leña y carbón para la preparación de sus alimentos, a eso se agrega el corte del sistema internet por fibra óptica.

Manaure es un pueblo fantasma que parece emerger de las cálidas arenas del desierto guajiro. Las caras tristes de mi pobre gente manaurera, muestran los efectos de una profunda crisis social. Desde hace ocho días están sin el servicio de gas natural. Las comunidades indígenas reclaman un pago al transportador Promigas, esa situación conllevó a la toma y cierre de las válvulas. Sobre el papel, ellos son los dueños del hidrocarburo, la realidad es que ahora cocinan con leña y carbón.

Pero al pueblo de la sal, no solo lo aqueja el problema del gas natural que no llega a las cocinas. Desde hace unos días, los usuarios de la internet por fibra óptica, no reciben el servicio. La razón es casi idéntica, una comunidad, reclama a las empresas que prestan el servicio el pago de indemnizaciones por el paso de las redes por sus tierras. La empresa hace caso omiso. Los aborígenes cortaron los cables de fibras.

Para completar el duro panorama, cada día que pasa se agudiza la crisis en la producción de sal, que lleva a la sepultura a la empresa Sama, victimizada por sus propios socios, en su mayorías indígenas, quienes no logran entender que es un patrimonio que les permite generar una buena economía regional.

Hoy, la cabecera municipal amaneció cerrada. Todos los establecimientos comerciales le colocaron candados a sus puertas. Al mercado, ni los perros callejeros pueden llegar: también está cerrado. No restaurantes abiertos, sus propietarios aseguran que preparar alimentos con leña, duplica los costos.

Pese a los diálogos que ha intentado el nuevo Secretario de Gobierno Departamental, Alberto Mario ‘Teto’ Cuan, junto al alcalde José Meza, grupos de palabreros, no ha sido posible levantar la protesta en las válvulas, ni permitir el ingreso a las zonas donde cortaron el cable de fibra óptica.

Definitivamente, Manaure, dueño de las minas de sal más extensa de Colombia, propietaria del 65% del gas natural que se consume en el país, poseedora de un hermoso paisaje de características desérticas, con una alta variedad de aves migratorias, extensas playas bordeadas de mangles, vive hoy, los graves efectos de una clase dirigente que nunca pensó más allá de superar sus triviales diferencias, las cuales carcomieron los cimientos de la sociedad, dejando como resultado un municipio víctima del caos, el abandono y la falta de ideas para salir adelante.

Para el día de hoy, la propia Secretaria de Asuntos Indígenas Eisa Rodríguez, estará al frente de una comisión que se reunirá en la enramada de Kousharapo Agustín Epieyu. autoridad de la zona donde se presentan los conflictos de reclamos a la empresa Promigas.

Los usuarios del servicio de gas, tocados en su propia economía, salieron a las calles, bloquearon la entrada principal de la alcaldía para exigir un rápido acuerdo que permita el restablecimiento del servicio.

El reclamo que hacen las comunidades indígenas a la empresa Promigas, es de vieja data, pero los transportadores del gas, defienden un derecho a no reconocer los reclamos de la comunidad.

El alcalde José Meza, dueño de un natural silencio verbal, también salió a la plaza para emitir su pronunciamiento ante la comunidad, que le exige una urgente solución a un viejo conflicto que todos conocen, pero que nadie obliga a Promigas y las comunidades indígenas a darle una solución, que no afecte al resto de la sociedad.

Alcalde José Meza

El gerente de la empresa Gases de La Guajira, Roland Pinedo, encargado de la comercialización domiciliaria del hidrocarburo ha explicado, que ellos solo esperan que les llegue el producto para poder restablecer el servicio a los más de mil usuarios que existen en el casco urbano de Manaure.