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Fueron varias horas de tensión las que vivieron los habitantes de Distracción, San Juan del Cesar y Fonseca, luego que dirigentes de la pequeña población de Caracolí, decidieran tomarse la represa de El Cercado, para exigir a la Agencia de Desarrollo Rural, el cumplimiento de los acuerdos pactados dentro de la consulta previa para la construcción de la majestuosa obra, que hoy se ha convertido en un elefante blanco.

La tensión se vivió porque los líderes de Caracolí, determinaron cerrar las válvulas que permiten la salida de las aguas por uno de los túneles de 638 metros, construido para que el agua embalsada pueda fluir hacia el cauce del río Ranchería.

Los alcaldes de los municipios de Fonseca, Distracción y San Juan del Cesar, se pusieron en contacto directo con la gobernadora, Diala Wilches Cortina, quien en horas de la noche de este jueves 18 de mayo, logró concertar con los manifestantes y la Agencia de Desarrollo Rural, encargada de operar la presa El Cercado, para que se abrieran nuevamente las válvulas.

El peligro es que, el agua pudiera superar la cota de los 198 millones de metros cúbicos, capacidad total de la presa, y se presentara un rebosamiento no controlado que pudiera causar inundaciones en poblaciones vecinas.

Finalmente, sobre las 10 de la noche se logró el acuerdo, y se determinó la reapertura de las válvulas. Inicialmente, los mismos líderes intentaron abrirlas, pero técnicamente no fue posible, por lo que permitieron el ingreso de los técnicos de la ADR, para que procedieran a realizar la operación, la cual culminó exitosamente y el agua comenzó a fluir por los canales diseñados por la empresa constructora.

La protesta de los habitantes de Caracolí tiene su origen en algunos compromisos pactados en el 2006, cuando se iniciaron los trabajos. El primero el mantenimiento de la nueva vía construida, para reemplazar a la vía carretera que fue parcialmente sepultada por las aguas. El segundo garantizar el suministro de energía eléctrica, ya que en el proceso de llenado, las corrientes arrastraron con la hidroeléctrica construida en la década de los ochenta y noventa por el programa Pesenca, bajo la dirección del ingeniero Alemán, Horts Finnes.

La construcción de la primera fase de la estructura fue realizada entre 2006 y 2010 por la empresa Unión Temporal Guajira, contratada por el entonces Instituto Colombiano de Desarrollo Rural -Incoder – con una inversión de más de medio billón de pesos, alrededor de $637 mil millones, según fuentes oficiales.

El grave problema es que la Agencia Desarrollo Rural, tiene una deuda acumulada por la prestación del servicio de energía eléctrica con la empresa operadora Air-e, la cual le suspendió el servicio. Esta situación dejó a los habitantes de Caracolí, sin energía eléctrica, lo que provocó la reacción de la gente.

La ADR, en las últimas horas se comprometió a girar una parte del pago, lo que permitió que se hiciera la reconexión del servicio.