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En la soledad de los parques, los jóvenes esperan y buscan oportunidades laborales y de formación para salir adelante.

No tuvo miedo. Salió a conocer los rugidos de una ciudad que requiere con urgencia entrelazar los tejidos sociales. Achicar las diferencias. Estrechar las manos y mirarnos a los ojos. Conocer el anochecer de los niños que duermen debajo de cambuches, con el estómago vacío. Mirar los ojos de las madres que claman por un poco de comida para calmar el hambre de su gente.

Juana Cordero, la joven candidata a la alcaldía de Riohacha, está convencida que si no se conoce la realidad de nuestra sociedad, nunca se tendrá la sensatez y la madurez para planear las soluciones profundas que necesita nuestra gente. Fue por eso, que junto a su equipo de trabajo, comenzó a realizar jornadas de 24 horas de recorridos, por barrios de calles destapadas, en donde imperan códigos especiales, habitados por gente respetuosa, pero que sienten animadversión por el resto de la sociedad, especialmente de los gobernantes, a quienes responsabilizan de las penurias a las cuales son sometidos.

En Las María, a pleno medio día, cuando el sol quemaban como lanza ardiente que penetra los más profundo del alma, Juana Cordero comenzó a dialogar con la gente. No era la primera vez que lo hacía. Siempre ha sido su costumbre, darle una mirada al resto de la ciudad. A las llamadas zonas vulnerables o mejor, las olvidadas del mandato gubernamental. Aquellas que solo ven a los políticos cuando llegan las campañas electorales.

Allí palpó con la mirada, el desequilibrio corporal de los niños que van al colegio, sin alcanzar el peso normal de cualquier persona de su edad. Mirar a los pequeños lucir hebras de cabello dorados, no por tener genes especiales anglosajones, sino, porque están desnutridos, pero sus padres piensan que salieron con una raza especial.

“Hemos descubierto a una sociedad, en donde los sonidos de los grillos y las aves nocturnas son silenciados por el rugir de las turbinas eléctricas, las cuales parecen exhalar un lamento de dolor, cuando luego de varias horas, no logran extraer de las tuberías el agua necesaria para que las familias riohachera, pueda satisfacer sus necesidades básicas de higiene corporal. Lo más triste, es que pese a los trasnochos en la búsqueda del agua, deben tributarle a la empresa operadora del acueducto, el pago de una factura, por un servicio que no se ha prestado” explica Juan Cordero, quien deja sentir su rechazo a la forma como vive, más del 70% de los riohacheros.

“24 horas en la piel de los riohacheros. Este recorrido nos ha brindado la oportunidad de conocer de cerca las necesidades, pero también las oportunidades que existen en las diversas comunas de nuestra querida ciudad” explica Juan Cordero, una joven profesional, cuyo perfil es social con amplia influencias en los temas de la salud, por eso quiere darle mucha salud al desequilibrio social en que vivimos.

Desde las calles destapadas de Las Marías hasta los anhelos de agua en los Trupillos. Desde las promesas resonantes de Balcones de Palaá en la Comuna 4, hasta el latido acelerado del parque de la India en la Comuna 2, hemos vivido la autenticidad del alma riohachera. Nos hemos sumergido en la desolada Terminal de Transporte, hemos conversado y tomado un café en la madrugada con nuestros valientes taxistas que se encuentran indignados por la manera en que los mismos de siempre solo los buscan en épocas electorales para darles 250 mil pesos para colocar su publicidad.

Cada conversación ha sido un eco de esperanzas y desafíos, cada mirada nos ha contado historias de triunfos y obstáculos que han moldeado a nuestra comunidad. Pero no es suficiente con la contemplación. Estas 24 horas nos han unido en un propósito desbordante: es el momento de tomar el control, de desencadenar la revolución que traiga el cambio que merecemos.

La gente paga por un servicio de agua, que llega turbia, una vez por semana.

Esta no es solo una jornada, es una declaración de rebelión contra el conformismo. En estas horas, hemos tejido un pacto de unidad para redefinir la narrativa de Riohacha y pintar un futuro lleno de posibilidades y esperanza para cada habitante.

No nos quedamos aquí, este es solo el primer paso de una carrera imparable. Atrás quedan los días de palabras vacías y falsas promesas. Hoy levantamos nuestras voces y lanzamos un llamado a la acción, porque cada segundo cuenta en esta misión que hemos abrazado.

En este amanecer de transformación, afirmamos con convicción que somos los arquitectos de nuestra propio futuro. Nuestro compromiso no tiene fecha de vencimiento, seguirá ardiendo hasta que la grandeza que destila Riohacha sea conocida en cada rincón de nuestro departamento y más allá.

Unidos en esta ola de cambio, armados con pasión y compromiso, seremos los catalizadores que forjarán un nuevo horizonte para nuestra ciudad. ¡Hoy, en este mismo instante, encendemos el fuego de la grandeza que definirá el futuro de Riohacha!